Las historias
Nacimos y algún día moriremos, pero en el intermedio *vivimos*. La única cura a este saber incuestionable de nuestra muerte son las historias: las historias que construimos, las que vemos, las que nos cuentan y las que leemos.
Las historias están alrededor nuestro todo el tiempo y son las que llenan nuestra vida de significado (el para qué de todo esto). Son desde la decisión de levantarte un poco más temprano para ver el amanecer hasta el escoger una carrera universitaria o mudarte de ciudad. Creo que de ahí viene mi amor por los libros pues es la forma más fácil de percibir historias, ya que el desenlace está fuera de nuestro control.
Cuando se trata de crear nuestra historia, la tarea se vuelve un poco más dura. He escrito de lo introspectiva que he estado estos últimos meses (a veces me pregunto si la gente menos introspectiva es más feliz y creo que tal vez sí, pero quizás no vivan tan auténticamente ya que hacen las cosas en piloto automático porque se les han impuesto – no sé, esta es la mentira que me digo, pero a la vez mi salvavidas).
Esto me ha obligado a vivir estas últimas semanas de manera más lenta, más pausada. Por primera vez estoy tratando de crear mis micro y macro historias de manera más coherente, conectada con mis valores. En lo posible, antes de hacer algo me estoy preguntando el por qué y para qué. No solo me ha ayudado a enfrentar el vacío, sino a conectarme con lo que quiero y me da miedo hacer.
Por eso empecé el libro de La ciencia de la narración que está en la segunda foto; para conectarme con la escritura que tanto pánico me causa. Esto también me ha hecho darme cuenta de que en buena medida he llegado a la persona que soy por complacer a los demás y que llegó la hora de cambiar la forma como hago muchas cosas. Creo que necesitaba exteriorizar esto de alguna forma y de ahí el simbolismo de cortarme el pelo 12 centímetros. A small step para muchos, pero uno grande para mí. Sí, soy un cliché, pero los clichés también existen para demostrarnos que no estamos solos 🖤.
