Acerca de los llamados love languages
Una de las mejores lecciones que he aprendido es la de los love languages. Honestamente no he leído el libro que habla del tema porque soy de esas snobs que no le gustan los libros de autoayuda (ni Paulo Coelho o Ricardo Arjona), entonces lo que sé lo aprendí de las (múltiples) conversaciones que he tenido con mis amigas del tema. Supuestamente tenemos 5 formas de manifestar el amor: palabras de afirmación, tiempo de calidad, dar regalos, actos de servicio y el toque físico.
Sin haber hecho un examen al respecto, sé que el mío es palabras de afirmación (¿nos sorprende? No nos sorprende). Todo lo que pienso y siento, lo voy diciendo porque si no lo digo siento que voy a explotar. Aclaro - esto puede ser contraproducente y cerrar la boca podría haberme ahorrado bastantes discusiones en relaciones y con mi mamá (necesito dejar de tirarle puyas de Uribe). Y bueno sí, también uso el humor como mecanismo de defensa.
El caso es que puede pasar que personas como yo, que creen más en la palabra que en cualquier cosa, terminan saliendo con otras que les cuesta expresar lo que sienten en voz alta. Y los lenguajes de amor terminan lost in translation. Son datos y hay que darlos.
El ego nos hace pensar que nuestro lenguaje es el más importante y que si los demás no manifiestan su afecto como nosotros, entonces no puede ser real. También, se despiertan inseguridades y fallan expectativas. Al fin pues, queremos como queremos que nos quieran.
Necesitamos tomar un paso atrás y entender que solemos interpretar los hechos de una forma muy personal, basado en experiencias previas. Y también caemos (sí, caigo) en la tendencia de sobreinterpretar. No todos nos expresamos igual y el “ahí le dejé café” puede ser igual de significativo a un abrazo de un padre (La pelota de letras me marcó).
Como me decía una amiga hoy, no hay nadie perfecto. Solo tenemos que ver si las imperfecciones de los demás son compatibles con las nuestras.