Feelings are not facts

Tal vez los seres humanos nos consideramos los seres superiores porque somos capaces de justificar absolutamente todo, al punto de que terminamos por creer cualquier cosa si nos la repetimos hasta el cansancio. Aunque, tal vez, esta puede ser la lección de humildad que necesitamos para entender que no engañamos a la mente, si no que es nuestra propia mente quien termina por engañarnos todo el tiempo.

Para los incrédulos, dos ejemplos: “Sí, estoy feliz en mi trabajo, cómo podría no estarlo si cualquier persona muriese por trabajar aquí”. “Sí, estoy muy enamorada porque mi novio me quiere como nadie en el mundo y soy muy afortunada”. Nos sentimos culpables porque pensamos que así es como siempre nos deberíamos sentir. La culpa de pensar que cualquier persona estaría feliz de estar en nuestros zapatos nos es suficiente para fundar esa necesidad de creernos el cuento. En mi caso, pasé muchos años de mi vida viviendo para complacer a los demás o viviendo la vida que los demás esperaban de mí, porque “lo tenía todo”. Hasta que llegó ese momento de epifanía que vemos en las películas. A lo Hitchcock, se dramatiza la música y el director enfoca los ojos del protagonista al tiempo que este se da cuenta de que la única vida que va a vivir es la propia. Nadie va a estar contigo el resto de tu vida más que tú mismo.

Entonces: feelings are not facts, the heart wants what it wants o cualquier otro cliché que quieran (muy millennial de mi parte, ya sé). Mientras que los hechos y los logros son medidos por la sociedad de forma estandarizada, los sentimientos irrumpen y hacen que nuestros planes y prioridades se vuelquen. Queremos cosas que muchas veces no nos podemos explicar, que tal vez nadie más que tú pueda entender porque los sentimientos se oponen a los hechos. Hay cosas que ya no podemos cambiar, pero hay muchísimas que sí y solo es necesario abrir los ojos y preguntarte realmente qué quieres, sin culpa y sin juzgar. Entonces, como Elsa, me he ido into the unknown a ver qué encuentro cuando simplemente empiezo a sentir. Tengo tres sobrinas bebés, compréndanme.

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