The Body Keeps the Score

Califación: 4.5/5 ★

Bessel van der Kolk, M.D., 2015.
Páginas: 464.

“Healing, he told us, depends on experiential knowledge: You can be fully in charge of your life only if you can acknowledge the reality of your body, in all its visceral dimensions.”

Advertencia/Trigger Warning: No recomiendo este libro a ojos cerrados. Como explicaré más adelante, creo que puede llegar a retraumatizar, particularmente por sus descripciones de abuso sexual.

El cuerpo lleva la cuenta es uno de los libros de no ficción más vendidos en los últimos años. En él, el psiquiatra Bessel van der Kolk aborda la profunda conexión que existe entre el trauma, la mente y el cuerpo. Basándose en numerosos estudios científicos, su investigación propia y experiencias con pacientes, Van der Kolk explica que las experiencias traumáticas pueden dejar una huella duradera en el sistema nervioso y los circuitos cerebrales, pudiendo afectar la memoria, la regulación emocional y las respuestas al estrés.

Pese a su fama, o tal vez a causa de ella, había evitado este libro desde la primera vez que me lo recomendaron. Quizás lo evitaba porque sentía que su verdadero valor no residía únicamente en su lectura, sino en emprender un trabajo interno en torno a su contenido. Esto de por sí es difícil pero, una vez empecé a leerlo, noté que el autor narra eventos traumáticos con tanto detalle que podría tener el potencial de retraumatizar a algunos lectores. Si no estás segurx de si este libro es adecuado para ti, recomiendo consultarlo con un terapeuta antes de comenzar a leerlo. La temática del trauma es delicada, y es importante asegurarse de tener el apoyo adecuado antes de abordarla.

A lo largo del libro, Van der Kolk combina evidencia científica e investigaciones clínicas con historias de pacientes que han sobrevivido experiencias traumáticos, desde veteranos de guerra a víctimas de abuso sexual infantil. El libro se divide en dos secciones principales: una parte teórica que explica los efectos del trauma en el cuerpo, y un enfoque holístico donde explora distintos tratamientos que, según el autor, pueden ser efectivos para tratar el trauma. La parte teórica del libro me fascinó. Si bien el libro es bastante técnico, Van der Kolk logra desglosar conceptos científicos para explicarlos de manera relativamente accesible. Sin embargo, mi lado escéptico se activó en la segunda sección, pues el autor introduce algunas terapias que suenan demasiado buenas para ser reales. Después de investigar un poco al respecto, encontré estudios conflictivos en torno a la efectividad de algunos de estos tratamientos. Recomiendo que cada persona que esté interesada en explorar algunos de estos tratamientos haga su propia investigación.

En general, el libro me gustó muchísimo y el lado técnico, que podría llegar a abrumar, me pareció interesantísimo. Algunos capítulos te transportarán a las clases de biología del colegio y cada quien puede decidir si esto le interesa o no. Por mi parte, siento que aprendí muchísimo acerca de mis respuestas al estrés, lo que me ayudó a ser más compasiva conmigo misma.

Para mí, el valor central de este libro radica en que ayuda a desmitificar y desestigmatizar el trauma, para que tanto las personas que han pasado por sucesos traumáticos como el público en general, pueda entender y ser compasivo al respecto. Según el autor, el estrés y el trauma pueden estar tan arraigados en el sistema nervioso y los circuitos cerebrales que pueden afectar la regulación emocional y la percepción del peligro. Incluso, pueden llevar a un sinnúmero de problemas físicos y de salud mental que parecieran no tener otra explicación. El trauma deja una huella y el cuerpo lleva la cuenta, afectando el desarrollo, la memoria, las relaciones y el sentido de sí mismo.

“Traumatized people chronically feel unsafe inside their bodies: The past is alive in the form of gnawing interior discomfort. Their bodies are constantly bombarded by visceral warning signs, and, in an attempt to control these processes, they often become expert at ignoring their gut feelings and in numbing awareness of what is played out inside. They learn to hide from their selves.”

Mi parte favorita del libro es cuando Van der Kolk describe el papel crucial del cerebro en la forma como percibimos el peligro, regulamos nuestras emociones y nos adaptamos a situaciones estresantes. Si te interesa la descripción que sigue, creo que este libro puede ser para ti.

El cerebro tiene un sistema de respuesta al estrés que entra en acción cuando detecta una amenaza, para así protegernos y asegurar nuestra superviviencia. Van der Kolk menciona la importancia evolutiva de ser cauteloso frente a posibles amenazas. Si el cerebro subestima un peligro, podría correr el riesgo de ser eliminado del acervo genético. Entonces, nuestro cerebro está preparado para responder rápidamente ante estas “amenazas”. Una de las áreas clave en este proceso es la amígdala, que está involucrada en la detección del peligro y el desencadenamiento de respuestas emocionales y fisiológicas, como el miedo y la ansiedad.

El hipotálamo y la glándula pituitaria también son componentes esenciales en la respuesta al estrés. Estas áreas liberan hormonas del estrés, como el cortisol y la adrenalina, que preparan al cuerpo para la acción, ya sea para luchar, huir o congelarse ante situaciones de peligro.

Una de las funciones principales del cerebro es la protección, por lo que es común que el malinterprete señales para protegernos de peligros potenciales. Si escuchas un ruido en la mitad de la noche, tu cerebro enseguida se pone alerta, así eventualmente te enteres de que el ruido era inofensivo. Sin embargo, el autor cuenta que el cerebro puede reaccionar de manera disfuncional al haber sobrevivido a una situación traumática. Pueden pasar dos cosas: (i) el cerebro ‘olvida’ la memoria traumática para protegerse del recuerdo y evitar más daño emocional, o (ii) puede resultar en respuestas de ansiedad, miedo y pánico sin una conexión consciente y clara del evento traumático original. Lo último ya que, según el autor, los recuerdos de experiencias traumáticas normalmente no vienen acompañados de contexto, por lo que la respuesta emocional no necesariamente está asociada con una cognición consciente. Un ejemplo que cita el autor es la respuesta emocional de muchos veteranos de guerra ante el ruido de los fuegos artificiales.

De esta forma, Van der Kolk explica que el trauma puede afectar el funcionamiento normal del cerebro, especialmente cuando las experiencias traumáticas son intensas o prolongadas. Incluso, el estrés traumático crónico puede llevar a cambios en la estructura y función del cerebro, particularmente en áreas relacionadas con la memoria, el aprendizaje, la toma de decisiones y la regulación emocional.

“As long as you keep secrets and suppress information, you are fundamentally at war with yourself…The critical issue is allowing yourself to know what you know. That takes an enormous amount of courage.”

A pesar de estos efectos negativos, nuestro cerebro también cuenta con mecanismos de protección que buscan ayudarnos a sobrevivir y superar el trauma, como la capacidad de adaptación y neuroplasticidad. Para procesar el trauma de una manera efectiva, el autor recomienda acompañar la psicoterapia tradicional con un enfoque más holístico.

Aquí entramos a la segunda sección del libro, donde Van der Kolk explica que el enfoque tradicional de la psiquiatría y la terapia no siempre es suficiente para abordar el trauma de manera profunda. Según él, el talk therapy o los medicamentos no siempre logran llegar a la raíz del trauma, para sanar sus efectos a largo plazo. Es en este punto donde el autor explora diversas prácticas milenarias como la meditación, el mindfulness y el yoga, así como terapias recientes como la terapia de movimiento y EMDR.

Según el autor, estos enfoques terapéuticos, combinados con la psicoterapia tradicional, pueden ser muy efectivos en ayudar a las personas a reconectar con sus cuerpos y a procesar los recuerdos traumáticos de una manera segura. Estas prácticas permiten a las personas enfrentar los recuerdos traumáticos con compasión y aceptación, fomentando la regulación emocional y la integración de las experiencias pasadas.

“As I often tell my students, the two most important phrases in therapy, as in yoga, are “Notice that” and “What happens next?” Once you start approaching your body with curiosity rather than with fear, everything shifts.”

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