Surrender
Estas semanas me han hecho dar cuenta del afán que tengo porque mi vida sea coherente. Tengo una necesidad de saber y explicarlo todo para que no quede una esquina sin revisar, nada sin decir. Necesito que las historias tengan desenlaces claros. Closure.
Por lo mismo, hacer planes me da tranquilidad. Soy el tipo de persona que mira reviews y fotos de los restaurantes donde va a comer. Estudio y diseño mis viajes milimétricamente porque me genera ansiedad pensar que no conocí todos los lugares que podrían interesarme. Lo más irónico es que me considero una persona relajada (momento en que mis amigos se miran de reojo y se empiezan a reír). Pero sí, admito que soy una persona high maintenance que cree que es low maintenance. Me gustan las cosas como me gustan, nada que hacer. Y sí, tengo problemas controlando mis expectativas, en parte porque calculo tanto mis acciones que, si no tienen el desenlace que quiero, siento que pierdo el control por completo.
La cuarentena me dio muy duro, en parte, porque muchos de mis planes cambiaron de momento a otro, sin que yo pudiera hacer algo al respecto. Mis expectativas se desplomaron y llegaron el caos, la incertidumbre y la vulnerabilidad. Pero, el transitar en este espacio de vulnerabilidad me permitió soltar un poco el control. Cuando no puedes hacer nada al respecto de lo que te pasa, cuando solo te permites ser, la vida te irá llevando a donde tienes que estar.
No se trata de dejar por completo el control, pero sí de flexibilizarnos con las cosas que no podemos cambiar. Siento que esto es como manejar un poco con piloto automático: dejando que las cosas fluyan, pero sabiendo que en cualquier momento puedes retomar el volante (ya sé que no sé nada de carros). *Por andar escribiendo esto, me pasé mi estación de metro y voy a terminar llegando tarde al trabajo. Nada más irónico que esto me pasara cuando decido escribir sobre dejarnos llevar.